Por Rudy Erös
Entre las tantas frases hechas que los humanos gustan repetir como loros existe una que viene a cuento para este artículo: ¨Ya nada será como antes¨ ; y si bien esta frase es aplicable para muchísimos aspectos de nuestras vidas, existen algunas excepciones. El Mínimo de Maunder o Pequeña Edad de Hielo que tuvo lugar desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX fue una época que el mundo civilizado de la vieja Europa apodó como calamitoso. Y es que durante ese período un enfriamiento del clima terrestre provocó cambios dramáticos en la vida de de los humanos. Estos cambios están bien documentados incluyendo obras pictóricas que reflejan situaciones casi distópicas. La imagen de la pintura de Hendrick Barentsz (1625) que está al inicio de este párrafo es un buen ejemplo de ello. El pincel del artista capturó una escena cotidiana del río Támesis en Londres completamente congelado con gente patinando sobre el hielo durante las famosas ¨Ferias del Hielo¨. Este cambio en el clima del pasado, es algo que ahora la ciencia asegura volverá a suceder.
Sin dudas, hoy día todos los que viven en Inglaterra o quienes conocen la ciudad de Londres y quienes al menos hayan dado un vistazo al Reino Unido por mera curiosidad a través del internet o por medio de alguna película más o menos famosa, saben que el río Támesis no se congela. Hasta allí y al día de hoy podríamos asegurar que nada será como antes, sin embargo, estudios publicados recientemente en la prestigiosa revista Nature.com dan cuenta del cambio climático que se avecina para los próximos años. Un cambio que nada tiene que ver con emanaciones de carbono provocadas por humanos sino por ciclos solares que afectan directamente a nuestro planeta hogar, los cuales han sido documentados y estudiados por equipos interdisciplinarios de académicos en todo el globo.
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La línea oblicua muestra la actividad solar actual. Compárese con la del recuadro durante el Mínimo de Maunder. |
El estudio en cuestión afirma que un período similar al Mínimo de Maunder o Pequeña Edad de Hielo tendrá lugar entre el 2020 y el 2055. Ya mismo! Y sobraría mencionar que los cambios climáticos en curso pueden ser apreciados por todos en todas partes del planeta. No sólo la intensificación de los fenómenos naturales como ser huracanes, tornados, tormentas de lluvia, nieve o granizo, inundaciones, etc. sino la concurrencia de todos estos fenómenos en sitios donde hasta hace pocos años era impensable que tuvieran lugar.
Respecto del calificativo de fake (fraude) del tan mentado Calentamiento Global (al cual hoy se le ha cambiado el nombre por el conveniente de Cambio Climático) ya he expuesto ampliamente los motivos en un artículo escrito hace algunos años en este blog ¨Cambio Climático: ¿Y si la culpa no la tiene nadie?¨. No volveremos a discutir aquí todo el repertorio de pruebas y documentos que avalan la clasificación de fraude al Calentamiento Global del señor Al Gore. Pero sí nos interesa destacar que estos últimos estudios académicos acerca de la relación de la actividad solar y la temperatura media terrestre demuestran que es un hecho irrefutable la causa del cambio climático en curso, y este hecho es algo que ha llevado a calificar lo que está ocurriendo como un cambio que es provocado por causa natural (El sol).
Decir que el clima del planeta Tierra depende del sol no es una mera idea basada en hipotéticas teorías lanzadas por algún científico trasnochado sino una realidad que más allá de la rigurosa demostración académica, nos es confirmado por un simple razonamiento aportado por nuestro sentido común. Si la vida sobre la tierra depende en primera y última instancia de nuestra estrella el Sol, por su energía y calor, por su luz y el movimiento que su fuerza gravitatoria imprime a los planetas que giran a su alrededor, entonces ¿Cómo podría asombrar a alguien la realidad de que todo, incluido el clima, dependen de nuestro astro rey?
Antiguas culturas que pasaban la mayor parte del tiempo conectados con la naturaleza y su desenvolvimiento, notaron esta absoluta dependencia de la vida sobre la tierra con el sol; esa es quizás la única razón por la cual esa humanidad del pasado le rendía culto y adoración al nuestro astro rey. El sol era la vida, lo era todo. Sin él sólo había oscuridad y frío. La noche estrellada no alcanzaba para hacer crecer los frutos y plantas que los alimentaban, ni aún la presencia de la luna llena. Era el sol, sólo él quien daba vida y calor a este mundo.
Los humanos de nuestra presente edad moderna y tecnológica estamos demasiado entretenidos detrás del mundo cibernético que hemos creado, y generalmente somos incapaces de percibir todo aquello que nuestros antepasados conocieron por contacto directo con la Gran Naturaleza. Esta diferencia notable nos confiere un estado general que podemos llamar somnolencia. Estamos como adormecidos y no nos damos cuenta de la dimensión que el cambio que está en curso irá adquiriendo mes a mes, año a año. Sólo con observar el extraño comportamiento actual de cada especie animal, esto debería ponernos en un alerta completo.
La desorientación de enormes bandadas de pájaros que caen muertos, gigantescos cardúmenes que van a morir sobre alguna playa, incluidos gigantescos cetáceos, mamíferos e insectos que huyen de un sitio a otro, etc. deberían ser algo más que una mera curiosidad de noticiero. Sin embargo los humanos seguimos enfrascados en la política, la economía y la guerra. Somos como bestias peleando a muerte en medio de una vía, tan identificados con destruir al enemigo que no vemos el tren que se acera a gran velocidad y que nos aplastará a ambos en un instante dramático y desesperado. Tal vez algunos podamos dejar de estar tan distraídos para poder ver la locomotora a una distancia suficiente como para corrernos de la vía y evitar al menos que el impacto nos dé de lleno.
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Miles de peces aparecen muertos en una playa de Noruega.
(Abajo) Más de un centenar de ballenas van a morir en una playa de nueva Zelanda (2018) |
Si el clima terrestre es cautivo de la actividad solar, la actividad geológica también lo es. El incremento de poderosos terremotos, tsunamis y actividad volcánica en sucesivos y cortos períodos de tiempo durante las últimas dos décadas es otro indicador de un cambio inminente acelerado, que muestra en perspectiva un significante peligro para y especialmente los habitantes de zonas de riesgo.
La pregunta del millón ya no es ¿Ocurrirá? Tampoco lo es ¿Cuándo? Ya comenzó, está ocurriendo. La gran pregunta es ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos confiadamente poner nuestra suerte en manos de los gobiernos? ¿Puedes ver algún indicio de los poderes que nos controlan haciendo algo para darle a la gente siquiera un plan A ante semejante contingencia? Si lo ves me avisas. Yo mientras tanto estoy convencido de que cada individuo responsable que conoce y es consciente de la magnitud de esta realidad, debería tener (para ayer) un plan A, un plan B y hasta un plan C, para sí mismo, su familia y seres queridos.
¿Qué, cómo y cuando?...
Lo primero que cualquier persona que, sacudida por el presente artículo, haya despertado a esta realidad, se preguntará ¿Qué puedo hacer? Para ello, es importante saber que ninguna reacción meramente instintiva podrá ayudarnos. Debemos tener no uno sino dos o tres planes a seguir de acuerdo a las variables de las circunstancias que vamos a presenciar en las próximas décadas. No me ocuparé en detalles tácticos ni muy específicos, ya que existen muchísimos videos disponibles de los así llamados preppers o preparacionistas, los cuales ofrecen amplios y detallados conocimientos acerca de cómo prepararse para una contingencia extrema. Muchos de ellos son totalmente conscientes de todo lo que aquí estamos exponiendo y su preparación está orientada hacia una situación prácticamente apocalíptica; de allí que estarían listos para enfrentarse a casi cualquier escenario catastrófico.
Pero y a pesar de la utilización del término ¨inminente glaciación¨ es muy importante entender que esta calificación va más acorde con los tiempos geológicos que con los humanos y por lo tanto debemos saber que esto no ocurrirá de un día para otro; es decir, no existe la probabilidad de que mañana despertemos y encontremos hielo en nuestro jardín. En la estudiada historia geológica de nuestro planeta sí hay pruebas de enfriamientos realmente repentinos tal como el conocido evento del Dryas Reciente (Younger Dryas en inglés) ocurrido hace unos 12.700 y 11.500 años atrás. En esa época la temperatura bajó repentinamente y la mitad de Norteamérica quedó bajo el hielo de enormes glaciares. Tras largos años de buscar una explicación para este tipo de evento, los investigadores Randall Carlson y el periodista Graham Hancock(1) concluyen que el impacto del cometa Clovis en Norteamérica y/o una lluvia meteórica (Procedente del sitio en nuestros sistema solar conocido como Taurid Meteor Stream, un conglomerado de restos del cometa Encke) fue el autor directo de este evento repentino. Dentro de esta teoría se plantea que el evento del Dryas Reciente fue también el que provocó la destrucción de la Atlántida, ya que curiosamente las fechas que los científicos han datado para este evento coinciden con las fechas dadas por Platón en su relato sobre la Atlántida (Diálogos, cap. Timeus y Critias).
Muchos científicos consideran la teoría de Carlson y Hancock como especulativas, sin embargo las otras teorías no son menos especulativas y todas poseen problemas de aceptación entre los propios investigadores de la ciencia oficial. Pero dejaremos el evento del Dryas Reciente por el momento para dedicarle un artículo especial más adelante.
¿Qué tan repentino será entonces en términos humanos? Lo suficiente para que estemos viendo el avance de profundos cambios climáticos en la actualidad y lo que en las próximas décadas irá en franco aumento tanto en velocidad como en sus consecuencias directas sobre los seres humanos y la naturaleza toda. De hecho la precipitación del descenso de la temperatura media mundial es algo que los propios científicos van modificando año a año de acuerdo a las observaciones de innumerables variables que intervienen en la mecánica de este evento. Y entonces, presumir que podemos seguir tranquilamente con nuestras vidas porque esto llevará tiempo, es un grave error que podría costarnos muy caro cuando ya sea tarde para reaccionar.
Hay decisiones que podemos y deberíamos tomar ya mismo. Por ejemplo abandonar lo antes posible las grandes ciudades, donde cualquier crisis menor ha demostrado que las grandes aglomeraciones de población son los sitios más inestables, tanto para la supervivencia (alimentos, agua potable, sanidad, etc.) como y primordialmente para la seguridad. Si entendemos que esta situación es real y no una ficción, entonces comprendemos claramente que esa decisión deberá tomarse en algún momento. Hoy aun es posible vender nuestras propiedades en la ciudad y buscar un destino en un lugar con mejores condiciones, como ser un poblado lejos de los grandes centros urbanos y mejor aún en zonas lo más alejadas que sea posible de grandes asentamientos de personas, aunque sean pueblos de no más de cincuenta mil habitantes. Lo ideal, créanme, sería encontrar un sitio lo más alejado posible de cualquier centro poblado, pero nunca a orillas de un río o en la ladera empinada de una montaña. Lugares donde las crecidas repentinas de los ríos están comenzando a ocurrir en todo el globo son sólo un aviso de lo que viene. Lo mismo podemos notar con los cada vez más regulares deslaves y avalanchas de nieve, los cuales se potenciarán con los sismos cada vez más abundantes y poderosos. De esto se trata el plan ¨A¨, un plan que por el momento es practicable para quienes vamos unos pasos adelante.
Imaginar que en algún momento habrá graves problemas de infraestructura y servicios como consecuencia del cambio climático en las grandes ciudades, es entender que con que apenas un 20 o un 30 por ciento de la población de una gran ciudad tome conciencia de la realidad que se avecina, será suficiente para que caigan abruptamente las ventas de propiedades. Muchos pondrán sus casas en venta para poner en práctica el plan ¨A¨ que nosotros ya sabemos debería haberse realizado mucho antes. La gran oferta hará que se derrumben los precios de las propiedades y para colmo vender será tan difícil que muchos, si quieren lograrlo deberán ofrecer sus viviendas a precio regalado y aun así el efecto ¨bola de nieve¨ hará que cada vez más personas despierten a esta realidad. Llegará un momento que muchos entenderán que deben irse de la ciudad y vender una propiedad será casi imposible. Pero lo peor es que en contraposición, aquellos que logren vender su casa por el precio que sea encontrarán difícil conseguir un nuevo lugar en el mundo en zonas alejadas, ya que los precios de esos sitios y ahora por la gran demanda, se verán encarecidos de manera preocupante. Para todos ellos serán horas muy difíciles. Deberán implementar un plan muy diferente, ¨B¨ o ¨C¨ según sea el caso. Y las condiciones de ambos planes comparadas con las del plan ¨A¨ pueden ser consideradas como dramáticas. Cuando comiencen los saqueos de manera regular, la violencia en las calles sea incontrolable y un toque de queda sea inminente, será más difícil salir de la ciudad de manera segura. Muchos intentarán proteger sus bienes y la seguridad de sus familias y no dudarán en armarse y estarán expectantes ante cualquier situación que consideren de peligro. Las calles no serán el mejor lugar para circular. Por eso es imprescindible que quienes hemos tomado conciencia de lo que se espera a nivel global tomemos la decisión de encarar nuestro plan ¨A¨ sin demoras.
Es difícil imaginar un sólo modo de acción para delinear un plan ¨B¨ y mucho más complicado imaginar un plan ¨C¨, el cual es prácticamente un plan de escape; una situación que no querríamos ni imaginar. Pero deberemos hacerlo para poder tener aunque sea alguna idea de cómo actuar para no quedarnos atrapados en una situación verdaderamente apocalíptica. Es importante aclarar que cuando aquí utilizamos el término ¨apocalíptico¨ no nos estamos refiriendo al problema climático en específico sino a la situación generada por los grandes grupos humanos en las ciudades. Las hordas de personas desesperadas buscando comida y suministros básicos en las calles son el objeto de esa calificación. Los problemas de sobrepoblación en todas las grandes ciudades del mundo es algo que no escapa a nadie. Y este es un problema crucial cuando el desabastecimiento, tanto de alimentos como de servicios básicos, sean visibles. Cortes de energía, interrupción constante del suministro de agua potable, propagación de enfermedades y epidemias que atestarán los grandes centros de salud(2) son sólo algunos de los inconvenientes que deberán sortear quienes se encuentren en tal escenario e intentar encontrar un medio y una manera para salir de allí.
En el medio queda el plan ¨B¨ para quienes despierten con un poco más de tiempo. Aquellos que pronto se darán cuenta que el plan ¨A¨ no funciona para la ocasión. Ese plan ¨B¨ es comprender sin titubear que uno se encuentra entre los extremos antes mencionados y que deben accionar con la mayor celeridad aun cuando esto implique dejar cosas atrás, tanto materiales como afectivas, sólo mirando hacia adelante y hacia un posible futuro menos incierto que el que deberán afrontar quienes se queden atrapados en la dramática vorágine de las grandes urbes. En esa situación no hay tiempo para esperar y por lo tanto deshacernos cuanto antes de nuestra casa es la meta número uno, al tiempo que se deberá buscar con sapiencia el futuro destino. Para ellos la mejor referencia será mirar el camino que hemos tomado quienes logramos concretar el plan ¨A¨ y buscar consejo y dirección en quienes lo hemos logrado.
En cuanto a lo afectivo, este es quizás el punto más difícil de encarar, ya que será lógico intentar ilustrar y convencer a seres queridos y amigos de la realidad y la necesidad de obrar en consecuencia. Pero es probable que no todos entiendan o acepten la realidad y muchos decidan mantenerse en el mismo status quo que la gran mayoría; no irán ninguna parte. No podemos esperarlos, no podemos intentar insistir en convencerlos y esperar que cambien de actitud. NO tenemos tiempo. Nuestro núcleo familiar más sólido y quizás alguno de nuestros amigos más despiertos acierten en acompañarnos. Ya estamos en medio de la vía, podemos ver la locomotora que se acerca a la distancia pues acertamos en mirar en esa dirección. Pero la locomotora no está quieta y su avance es a paso firme y su paso es indeclinable. Debemos salir de la vía rápidamente si no queremos ser arrollados. En esta circunstancia deberías tener resuelto el tema del transporte, no depender del transporte público y asegurarte de tener un vehículo propio para trasladarte. La mejor opción es un vehículo tipo camioneta SUV o utilitario que te permita desplazarte con tu familia y una carga mínima de pertenencias absolutamente necesarias. Si las circunstancias aun fueran propicias tal vez hayas logrado contratar un servicio para mudar los grandes objetos de tu antigua casa hacia el nuevo destino. Pero si eso no es posible habrá que dejar atrás mucho, y esa es una decisión que no puede dilatarse. Durante el plan ¨B¨ no se puede titubear.
Quienes lleguen por una o múltiples razones a la instancia de un plan ¨C¨ deberán estar muy bien informados, muy bien preparados y estar dispuestos a realizar un verdadero plan de escape. Primero deben tener muy claro a dónde se dirigirán y en lo posible tener a alguien que ya esté en alguna zona alejada y que pueda servir de ayuda para recibirlos. En segundo lugar, deberán prepararse para sortear muchos obstáculos, no sólo para salir de las grandes ciudades sino durante el camino aun luego de haber sorteado la salida. Será muy importante realizar ese viaje en cualquier época del año, menos en la estación invernal. Estar bien aprovisionados de alimentos y elementos de primeros auxilios es prioritario. Es tremendamente azaroso imaginar el nivel de inseguridad que deberán enfrentar en las calles y accesos para salir de la ciudad, incluso en las rutas. Por ello la opción de estar armados para la autodefensa es algo que dejaré a opción de cada cual.
Se que para muchos todo esto puede sonar muy dramático y hasta descabellado, pero dada toda la información científica que hoy poseemos y viendo el avance de estos grandes cambios a nivel mundial, yo no esperaría para comprobarlo. Entonces ya será muy tarde.
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(1) Ambos, Randall Carlson y Graham Hancock han sido entrevistados por el conocido Joe Rogan en su serie de podcasts Joe Rogan Experience, un interesantísimo video de más de tres horas y media de duración que no tiene desperdicio, disponible en YouTube. Lamentablemente sólo disponible en inglés. Aquí el link
(2) En el preciso momento que estoy escribiendo este artículo veo en las noticias la preocupación por el aumento de casos de gripe A H1N1 (sumamente contagiosos) en la ciudad de Buenos Aires)